Todo empezó en 1860, en el pueblo de Sonvilier. Louis-Ulysse Chopard, un joven artesano talentoso, estableció su taller en ese lugar. Gracias a su precisión y fiabilidad, sus relojes adquirieron rápidamente una sólida reputación entre los amantes de relojería y fueron adquiridos en lugares lejanos. En 1921, el hijo del fundador, Paul Louis Chopard, abrió una sucursal en La Chaux-de-Fonds, en donde instaló la sede de la empresa. En 1943, Paul André Chopard, nieto de Louis-Ulysse, tomó el mando de la empresa. En 1963, Karl Scheufele, descendiente de una dinastía de relojeros y joyeros de Pforzheim en Alemania adquirió la empresa. Desde entonces, Chopard ha vivido una expansión espectacular. Reconocida por su creatividad, su tecnología de punta y la excelencia de sus artesanos, la Casa se convirtió en uno de los líderes de la industria de la relojería y la joyería de lujo. Chopard es una empresa totalmente independiente que mantiene una tradición familiar secular.